Color rojo intenso, con intensos reflejos rubí.
Nariz compleja de frutos rojos e higos, que se abre con aromas de grosella negra.
En boca, un vino redondo, con taninos suaves, que presenta generosos aromas de arándanos y moras. Bien equilibrado, con buena persistencia en el final.

James Suckling 2017 - 93 Pts
Tim Atkin 2017 - 94 Pts
Wine Spectator 2017 - 90 Pts
Antonio Galloni 2017 - 90 Pts

Amancaya, al igual que su hermano mayor, presenta una sutil armonía de identidad argentina y estilo bordelés.
Sin embargo, el vino es más frutal debido a su mayor porcentaje de Malbec y su crianza más corta.
Para celebrar sus raíces andinas, toma el nombre indígena de una hermosa florecita que crece en las alturas de los Andes.

La idea de una asociación entre las familias Rothschild y Catena nació en 1999. La familia Catena produce vinos desde hace cuatro generaciones.
Su amplio conocimiento de los terroirs de altura de Mendoza los ubica entre los productores de Malbec más reconocidos de Argentina.
Combinando la incomparable experiencia de Domaines Barons de Rothschild Lafite en la elaboración de un gran Cabernet Sauvignon, su objetivo es desarrollar un vino que combine las culturas francesa y argentina y las dos variedades de uva características de cada familia.

Situada al pie de los picos nevados de los Andes, la región de Mendoza es conocida como la mejor región vinícola de Argentina.
Plantados en mesetas entre 800 y 1200 m, los viñedos de Mendoza se encuentran entre los más altos del mundo.
Protegida de las lluvias al oeste por las montañas y de las pampas al este, es una región muy árida. Los vinos mendocinos deben su carácter al excepcional sol que disfrutan los viñedos y a las amplias variaciones térmicas entre el día y la noche.

terruño
Amancaya es el nombre quechua de una flor endémica de los Andes que crece en la región de Mendoza.
Las uvas proceden de lotes seleccionados de viñedos viejos ubicados en Luján de Cuyo, en las afueras de Mendoza, y también en Altamira, más al sur.
Luján reúne una gran diversidad de suelos, dependiendo de la cercanía de los viñedos a la sierra o al río Mendoza; estos suelos son una formación original
Terreno aluvial formado por capas de arcilla, roca y grava.
En Altamira, el viñedo está plantado a 1000m de altitud, en el antiguo lecho aluvial del río Tunuyán.